
Jean André
Argentina fue uno de los primeros países que el empresario cristiano suizo Jean André visitó como hombre joven en la década de 1930. Siempre sintió una fuerte conexión con este país. En cada visita conocía nuevas personas y estableció amistades que durarían toda la vida.
En 1971, inspirado por uno de sus amigos, el visionario Haroldo Stacey, y a pesar de categorizarlo como “demasiado grande y lejano”, el empresario cristiano suizo Jean André llegó a un acuerdo para la compra de un predio de 74 hectáreas situado a unos 45 kilómetros del centro de Buenos Aires. Fue escriturado a nombre de Fundación Los Sembradores y destinado para su uso en actividades con niños y jóvenes.
Originalmente situado en un área completamente rural, fue alcanzado en un extremo por la creciente expansión urbana. Cinco de las 74 hectáreas que rodean un hermoso chalet de estilo inglés, fueron diagramadas por el conocido paisajista Thays décadas anteriores. El Señor prepara sus obras por adelantado. El resto del predio eran principalmente tierras bajas sin desarrollo. En otra punta contaba con una robusta caballeriza.
Desde el comienzo, se llamó “ El Sembrador ”, juego de palabras que unió el evangelio con las actividades comerciales del grupo André en Argentina.
En 1973 se animó a un grupo de jóvenes líderes a desarrollar el Parque. Estos comenzaron organizando campamentos de jóvenes en el Chalet Los Cedros, con bendecidas respuestas. Las actividades crecieron rápidamente y durante 1974 se hizo evidente que una dirección a tiempo completo era necesaria para fomentar el desarrollo. Contando con un grupo de 25 “amigos de Máximo Paz”, que contribuían una suma mensual, fue posible invitar a Bill Kennedy a dejar su carrera secular por este desafío.
Él y su familia se dedicaron por completo. Fueron épocas de ruedas cuadradas: cada pequeño paso requería enormes esfuerzos personales. La frase de Efesios “para el honor de Su Gloria” fue la luz que inspiraba a avanzar.
La ayuda de Jean André y su familia no se limitó a la compra del terreno. Pabellones, piscina, kiosco, camping fueron construidos con su aporte financiero. Los trabajos de dirección y administración, el equipamiento, la parquización, se han ido solventando con trabajo voluntario y contribuciones locales hasta llegar a ser autosuficiente en su operación y mantenimiento.
El ministerio creció rápidamente, por lo que a poco de su inauguración, los edificios tuvieron ocupación completa los fines de semana y épocas de vacaciones. El Señor confirmó la visión de trabajo por y junto a la iglesia local y no compitiendo con la misma. ¡Funcionó!. Por sobre todo, el Parque se convirtió en lugar de reunión, trajo a luz el ensamblar esfuerzos, las barreras denominacionales fueron cayendo.
Ha sido siempre un trabajo en equipo, que derivó en un Consejo responsable del ministerio.